El Hijo de Puta del Sombrero cuenta la historia de Jackie, un ex-alcohólico y ex-yonki que tras salir de la cárcel y pelearse con Verónica su pareja desde el instituto se va a vivir con Rafa (su padrino en el proceso de desintoxicación). Lo que él no sabe es que hasta las que creemos personas buenas y puras pueden no serlo tanto.
Una historia que toca temas como la drogadicción, el alcoholismo, el engaño o la traición de una forma fresca y divertida, pero muy real. Drogas, amor, miedos y adicción son los elementos de esta obra.
Dramaturgia: Stephen Adly Guirgis, traducción de Roberto Cavazos.
Dirección: Daniel Giménez Cacho
Elenco: Francisco Rubio*, Nailea Norvind, Lucio Giménez Cacho Goded, Lakshmi Picazo, Rodrigo Virago* y Luis Vegas. (*Alternan funciones).
La Reseña...
El hijo de put* del sombrero
Despedimos el año 2023 con teatro, así cerramos ese año asistiendo a El hijo de puta del sombrero, un texto de Stephen Adly Guirgis, traducido por Roberto Cavazos, y llevado al teatro por Daniel Giménez Cacho, responsable de dirigir un gran elenco encabezado por la señora Nailea Norvind y uso el término como un halago para decir que se llega a ser señora en este caso, señora actriz, quien acompañada de Lucio Giménez Cacho Goded, Lakshmi Picazo, Rodrigo Virago y Luis Vegas nos abren la puerta a una sórdida historia en la que el amor mal ejecutado, la traición y la dependencia son el eje y punto de cohesión de los personajes implicados.
Estamos atravesados por un problema descomunal que es tráfico de drogas, México y sus carteles de la droga abastecen de estupefacientes a nacionales y extranjeros, y más allá de abordar el tema desde lo público señaló lo anterior para introducir el tema de las adicciones, si hay tráfico de drogas es porque hay demanda, ¿pero qué sucede en el ámbito doméstico, en el espacio personal? Cuando tienes o vives o amas a alguien que consume problemáticamente sustancias psicoactivas, y en estas entra también el alcohol, que dicho sea de paso está amparado por el ámbito de la legalidad, pero cuyo daño a nivel social y personal es devastador.
Adicción en el sentido etimológico de la palabra quiere decir con dificultad para decir, ¿qué se callan las personas que viven con adicciones?, ¿de qué se responsabilizan y de qué huyen?
Soy una mujer atravesada por las adicciones y no porque yo consuma, pero crecí en un entorno donde uno de mis cuidadores principales lo hacía, uno de mis hermanos se enfrenta diariamente con los fantasmas que le despierta el alcohol y mi última relación terminó porque asumí que el hombre que amo consume problemáticamente y elegir amar a alguien que consume así -literal y figurativamente- implica validar un vínculo que puede llegar a ser adictivo.
Escribo esto porque fue la reflexión que me detonó ver el El hijo de puta del sombrero, me tocó de una manera personal pero no amable, me incomodó y en cierto sentido me chocó, durante dos horas fui testigo de una relación donde ambas partes están eligiendo valer verga y por lo tanto construyen una relación de amor que vale verga, una relación sostenida por la dependencia, el amor mal ejecutado y la comodidad que da lo conocido, y lo digo por escrito porque una de las afrentas urgentes de este tiempo es cuestionar los vínculos afectivos, propios e imaginarios.
De no ser por la comedia que inyecta Luis Vegas hubiera sufrido más, porque la puesta en escena no da lugar a las concesiones sumerge a sus espectadores en el sórdido mundo de aquellos que viven inmersos es sus adicciones y no solo a las sustancias, también a las personas.
Me parece que uno va al teatro a ser trastocado por otras perspectivas, como espectador toca hacer ese ejercicio de apertura sin romanticismo sobre la experiencia, a veces saldrá motivado por el deseo de cambiar el mundo, enamorarse a la menor oportunidad o vivir el desamor en las pieles ajenas y otras como esta, aturdirse con una realidad que nos atraviesa de uno u otro modo.
El hijo de put* del sombrero está terminado temporada y se presenta los viernes y sábados 20:00 horas, domingo 18:00 horas en el Foro Shakespeare. Duración aproximada: 105 minutos. Clasificación: Mayores de 18 años. Boletos: $500, $450 y $250. De venta en taquilla.
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