Si estás buscando opciones de teatro para los peques de la casa, Elefantes se presenta los fines de semana en el Teatro Orientación. estuvimos ahí para contarte de que va este montaje...
Un piloto de globos aerostáticos está por emprender un viaje a la llegada de una pasajera que se convierte en su asistente de vuelo. Este viaje se vuelve un pretexto que va más allá de los menesteres de un simple viaje, pues logran reconciliarse con un pasado que los ha unido toda la vida.
Dramaturgia: Christian David. Dirección: Christian David y Fernando Rojas. Elenco: Miguel Flores y Lucía Pardo Ríos
Nuestra reseña...
Elefantes
No hago clic con las obras de teatro para niños. Por lo general, cuando tengo que enfrentarme a un producto cultural destinado a este grupo poblacional me esfuerzo por encontrar el subtexto, ese que los creadores casi siempre ponen para que los adultos que acompañan a los infantes al teatro o al cine también puedan obtener algo para ellos. Aclaro, no me parece en absoluto que estos productos estén mal hechos y muchos de ellos son realmente buenos; sin embargo, ese esfuerzo del que soy demasiado consciente me impide disfrutar de la obra o película en cuestión.
Esto me ocurrió a la hora de ver “Elefantes” de Cristian David y Fernando Reyes, una obra de interesante puesta en escena, pero cuya narrativa dirigida al público infantil me acabó por desconectar la mayor parte del tiempo. En esta obra se nos cuenta la historia de un padre y una hija que emprenden un extraño —casi surrealista— viaje en globo el cual les servirá para ponerse al día y, sobre todo, para exorcizar los demonios y fantasmas que enturbian su relación. Aunque no se puede afirmar, lo cierto es que de la obra se desprende una atmósfera confesional, casi como si el creador estuviera relatándonos una experiencia de abandono por parte del padre y cómo ello lo marco de por vida. Tal vez sea eso —la evocación de emociones y sensaciones como la tristeza, la melancolía y la nostalgia— el punto más sólido de “Elefantes”. Sobre todo, lo logra gracias a su escenografía (un globo aerostático) y su trabajo de iluminación. En ese sentido no quiero dejar de mencionar el trabajo de vestuario: esa máscara de elefante que en algún momento usa el personaje del padre, anidó en mí una sensación de asombro, pero también de miedo y terror que me fascinó —de hecho, sigo sin entender muy bien porque esa imagen de un hombre con cabeza de paquidermo no aterrorizó a los niños en la sala.
Sobre el trabajo actoral queda resaltar el notable trabajo de Lucia Pardo; pero el que merece una mención especial es el señor Miguel Flores que teje de manera fina un personaje adorable, por un lado, pero extrañamente perturbador por otro.
En fin, “Elefantes” acabó revelando ese subtexto adulto que no es otro que el abandono familiar; lo difícil que es reconectar con un padre ausente que prefirió siempre darle rienda suelta a sus inquietudes y aficiones (¿locura?) antes que dedicarse a su familia. El resultado es el de siempre: aunque se logre un acercamiento la brecha parece ser insalvable. Quizá sea precisamente el hecho de que el mensaje oculto en las obras para niños siempre sea sórdido, desesperanzador o triste lo que haga que para mi no valga la pena ir a este tipo de obras. Para eso están los dramas, que quizá también nos hagan sentir tristes, pero por lo menos uno sabe lo que va y no se lleva sorpresas desagradables. Habría que pensar si los dramaturgos especializados en obras infantiles no están proyectando muchos de sus miedos, frustraciones e inquietudes sobre la vida adulta. Seguro si les preguntan más de uno acabará confesando. En todo caso, no puedo evitar salir de las obras para niños sintiendo que los están preparando para un futuro un tanto más sórdido del que ahora mismo imaginan.
Pero estas son solo mis percepciones sobre “Elefantes” y el teatro infantil. Seguro pertenezco a ese segmento de la población que según Antoine de Saint-Exúpery ya no sabe ver lo esencial en las cosas. Juzguen ustedes mismos yendo a ver esta obra con o sin sus hijos.
Elefantes se presenta los sábados y domingos a las 12:30 horas, en el teatro Orientación, ubicado en el Paseo de la Reforma esq. Campo Marte s/n, Col. Chapultepec Polanco, CP 11560, Miguel Hidalgo, Ciudad de México. Clasificación: Mayores de 12 años. Entrada general $80.