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LA ÚLTIMA PALABRA

  • Marcia Pacheco
  • 14 sept 2016
  • 3 Min. de lectura

LA ÚLTIMA PALABRA, MÉRITO POR ABORDAJE...

Existen dos temas a los que rehuyó cuando se trata de buscar entretenimiento: narcotráfico y violencia de género, esto se debe en parte, a que mi trabajo implica vivir de cerca lo segundo por lo que no quiero revivirlo el términos de esparcimiento; pero el principal argumento para rechazar dichos temas en manifestaciones artísticas, tiene que ver con lo simplón del abordaje.


En el caso del “narco” pululan los estereotipos de hombres botudos, carentes de moral, con un pésimo gusto para el decorado de sus casas y cuyo poder les permite “hacerse y deshacerse” de la mujer que deseen, en el caso de la violencia de género, siempre encontramos mujeres bien buenas, bien víctimas y hombres bien malos, nacidos para ser victimarios, aderezados con una fuerte carga de moral, porque está súper mal tocar a una mujer aunque sea con el pétalo de una rosa. En ambos abordajes, los personajes carecen de complejidad, las historias de recovecos, de escalas de grises entre el blanco y el negro…de condición humana pues.


Este lunes tuve la oportunidad de asistir al teatro: La última palabra era la obra en cuestión, un texto de Luis Agustoni dirigido por Angélica Aragón, he de confesar que el cartel promocional me decepcionó bastante: el retrato de una mujer cuyo rostro proyecta desesperanza, moretones e hilos de sangre surcando su gesto, me hizo pensar que iba a presenciar un ejercicio plano y moralista como he descrito con anterioridad.


El estímulo es el asesinato de un hombre, un golpeador que azuzó durante ocho años a su mujer hasta el día en que ella lo mató, la historia gira en torno a las apreciaciones que los magistrados encargados de procurar la justicia generan en torno al caso.


El resultado es un guion inteligente, más allá de las dicotomías entre víctima y victimario, con una excelente adaptación a las realidades del Sistema de Impartición de Justicia Mexicano, en donde, en palabras de uno de los personajes “las leyes protegen a las mujeres, pero las instituciones no”, pero también queda de manifiesto el protagonismo de algunas figuras institucionales por abordar casos respondiendo a la opinión pública, a lo “políticamente correcto”.


Jorge Castel, el Juez encargado del caso, en la piel de Roberto D`Amico, representa al México anquilosado, resistente a los cambios y a los discursos de Igualdad de Género, pero no se dejen engañar, pese a lo incomodo de su postura, cuenta con grandes argumentos para defenderla, es preciso mencionar que su actuación es lo mejor del montaje.


No es una obra que raye en la perfección, el papel de Marcela Araujo interpretado por Adriana Llabrés me generó ciertos resquemones, cae en lugares comunes, en el “entiendo a la víctima porque soy mujer y tu no”, así como su monologo casi final, no tiene lugar, abarata –el guion- al acudir al sentimentalismo sellado por una canción de lo más cursi, y, que por lo menos a mí, me rompió el ánimo reflexivo.


Ahora bien, en términos de arte, las ideologías, de cualquier tipo son un terreno difícil de abordar, más que eso, yo diría que son un campo minado. Al hablar de violencia de género, hablamos indirectamente de feminismo, y es ahí donde se aloja otra de mis resistencias al pasar estos temas a manifestacionesartísticas ya que: ¿en qué punto se manifiesta el arte y en cual funciona como eje adoctrinador?, en el caso de esta manifestación, por fortuna, salen bien librados, dentro del texto, dentro del guion, no hay ningún atisbo de adoctrinamiento,mención aparte se merecen los folletos de mano y los discursos actorales para acudir al teatro.


Como manifestación artística, teatral; funciona, incentiva diálogos analíticos, y se agradece la complejidad para abordar al tema, lejos de dicotomías y simples y posturas fáciles de sostener, sin embargo en cuestión de gustos cada quién tiene la última palabra, así que corran a verla porque sólo le quedan dos lunes en cartelera.


Se presenta La Última palabra se presenta a partir del 8 de agosto y hasta el 26 de septiembre 2016. en el Foro Lucerna del Teatro Milán todos los lunes a las 18:00 y 20:30 horas Entrada general $350, bajo la dirección de Angélica Aragón.


*Al final de la segunda función tendrán mesas de debate con ponentes invitadas*





Marcia Pacheco: es defensora de derechos humanos, especializada en violencia de género y renegada de las ideologías fundamentalistas, intensa y conflictuada eternamente, por lo que acude al arte en aras de encontrar en él medios de catárticos más efectivo que el psicoanálisis.

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